La Historia de los dos Perros

lunes, 17 de agosto de 2009
Se dice que hace tiempo, en un pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito buscando refugio del sol logró meterse por un agujero de una de las puertas de dicha casa. El perrito subió lentamente las viejas escaleras de madera. Al terminar de subir las escaleras se topó con una puerta semi-abierta; lentamente se metió en el cuarto. Para su sorpresa, se dio cuenta que dentro de ese cuarto había 1000 perritos más observándolo tan fijamente como él los observaba a ellos.

El perrito comenzó a mover la cola y a levantar sus orejas poco a poco. Los 1000 perritos hicieron lo mismo. Posteriormente sonrió y le ladró alegremente a uno de ellos. ¡El perrito se quedó sorprendido al ver que los 1000 perritos también le sonreían y ladraban alegremente con él! Cuando salió del cuarto, se quedó pensando para sí mismo: "¡Qué lugar tan agradable! ¡Voy a venir más seguido a visitarlo!"

Tiempo después, otro perrito callejero entró al mismo sitio y se encontró entrando al mismo cuarto. Pero a diferencia del primero, este perrito al ver a los otros 1000 perritos del cuarto se sintió amenazado ya que lo estaban viendo de una manera agresiva. Posteriormente empezó a gruñir; obviamente vio cómo los 1000 perritos le gruñían a él. Comenzó a ladrarles ferozmente y los otros 1000 perritos le ladraron también. Cuando este perrito salió del cuarto pensó: "¡Qué lugar tan horrible es éste! ¡Nunca más volveré a entrar allí!" En el frente de dicha casa se encontraba un viejo letrero que decía: "La casa de los 1000 espejos".

Esto nos enseña:

Decide cuál rostro llevarás por dentro, y ese será el que mostrarás.
El reflejo de tus gestos y acciones es lo que proyectas ante los demás.
No eres responsable de la cara que tienes, eres responsable de la que pones.

El Gato Negro que Engaño a la Muerte

viernes, 14 de agosto de 2009
En una casa donde vivía una pareja de ancianos, había de mascota un gato totalmente de color negro, era engreído y tratado como si fuese un hijo por los ancianos. hasta que un día la Muerte toco a la casa para recoger almas, pero nadie abrió la puerta pues los ancianos estaban dormidos, entonces a tal insistencia de la Muerte, el gato negro se puso frente a ella como dando la bienvenida a quien sea, la Muerte procede a traspasar la puerta y le pregunta al gato: -¿Donde están tus Amos? A lo que el gato responde: -Ellos no están porque murieron, acaso no me ves que estoy de luto. Ante la ingrata sorpresa la Muerte lo observa y se da cuenta que esta mas negro que de costumbre. -¿Estas de luto entonces? Le dice ella. -Si. Le responde el gato. -Y tu interrumpes mi descanso del dolor. La Muerte sin decir mas se retiró confundida.

Envejecer es Obligatorio; Madurar es Opcional

miércoles, 12 de agosto de 2009

El primer día en la universidad el profesor se presentó ante la clase y pidió que procuraran llegar a conocer a alguien a quien no conocieran todavía. Un joven se puso de pie y miro a su alrededor, cuando una mano lo tocó suavemente el hombro. Se dio la vuelta y encontró a una viejita arrugada cuya sonrisa le alumbraba todo su ser. -Hola, buen mozo. Me llamo Rose. Tengo ochenta y siete años. ¿Te puedo dar un abrazo? El joven rió y le contesto con entusiasmo: -¡Claro que puede!' Ella le dio un abrazo muy fuerte.-Por qué está usted en la universidad a una edad tan temprana, tan inocente?, preguntó el. Riéndose contestó: -Estoy aquí para encontrar un marido rico, casarme, tener unos dos hijos, y luego jubilarme y viajar. -Se lo digo en serio, le dijo. Quería saber qué le había motivado a ella a afrontar ese desafío a su edad. -¡Siempre soñé con tener una educación universitaria y ahora la voy a tener!, dijo ella. Después de clases caminaron al edificio de la asociación de estudiantes y compartieron un batido de chocolate. Se hicieron amigos enseguida. Todos los días durante los tres meses siguientes salían juntos de clase y hablaban sin parar.


A el le fascinaba escuchar a esta "máquina del tiempo". Ella compartía su sabiduría y experiencia con el. Durante ese año, Rose se hizo muy popular en la universidad; hacía amistades a donde iba. Le encantaba vestirse bien y se deleitaba con la atención que recibía de los demás estudiantes. Se lo estaba pasando de maravilla. Al terminar el semestre invitaron a Rose a hablar en el banquete del equipo de fútbol. -No olvidaré nunca lo que ella nos enseñó en esa oportunidad. Exclamo el joven. Luego de ser presentada, subió al podio. Cuando comenzó a pronunciar el discurso que había preparado de antemano, se le cayeron al suelo las tarjetas donde tenía los apuntes. Frustrada y un poco avergonzada se inclinó sobre el micrófono y dijo simplemente, -disculpen que esté tan nerviosa. Dejé de tomar cerveza por cuaresma y ¡este whisky me está matando!' 'No voy a poder volver a poner mi discurso en orden, así que permítanme simplemente decirles lo que sé.' Mientras todos reían, ella se aclaró la garganta y comenzó: 'No dejamos de jugar porque estamos viejos; nos ponemos viejos porque dejamos de jugar. Hay sólo cuatro secretos para mantenerse joven, ser feliz y triunfar.''Tenemos que reír y encontrar el buen humor todos los días.' 'Tenemos que tener un ideal. Cuando perdemos de vista nuestro ideal, comenzamos a morir. ¡Hay tantas personas caminando por ahí que están muertas y ni siquiera lo saben!''Hay una gran diferencia entre ponerse viejo y madurar. Si ustedes tienen diecinueve años y se quedan en la cama un año entero sin hacer nada productivo se convertirán en personas de veinte años. Si yo tengo ochenta y siete años y me quedo en la cama por un año sin hacer nada tendré ochenta y ocho años. Todos podemos envejecer. No se requiere talento ni habilidad para ello. Lo importante es que maduremos encontrando siempre la oportunidad en el cambio.''No me arrepiento de nada.

-Los viejos generalmente no nos arrepentimos de lo que hicimos sino de lo que no hicimos. Los únicos que temen la muerte son los que tienen remordimientos.'Terminó su discurso cantando 'La Rosa'. Ella pidió que estudiaran la letra de la canción y la pusieran en práctica en la vida diaria. Rose terminó sus estudios. Una semana después de la graduación, Rose murió tranquilamente mientras dormía. Más de dos mil estudiantes universitarios asistieron a las honras fúnebres para rendir tributo a la maravillosa mujer que les enseñó con su ejemplo que nunca es demasiado tarde para llegar a ser todo lo que se puede ser. "No olviden que ENVEJECER ES OBLIGATORIO; MADURAR ES OPCIONAL."

Tres Historias Cortas

viernes, 7 de agosto de 2009
El niño y su sombra

El niño de un pueblecito griego tenía que ir a la escuela de un pueblo vecino, a una hora de camino a pie. Su madre le llevo el primer día de clases y para llegar a tiempo salieron de su casa al amanecer. Cuando habían recorrido apenas 300 metros, el niño olvidó el propósito de aquella excursión y quedo abstraído ante su propia sombra, q hacía q el niño se sintiera un gigante de 30 metros de altura. De pronto, la madre se detuvo y mirándole directamente a los ojos le aconsejó: No contemples tu sombra al amanecer, hijo... mírala sólo al mediodía.


El Amor y la locura

La primera vez que se jugó al escondite en la tierra no jugaron personas, jugaron sentimientos. Fue la iniciativa quien lo propuso y el entusiasmo bailó de júbilo, secundado por la euforia. La alegría dio tantos saltos que terminó por convencer incluso a la duda y a la apatía y aunque no todos quisieron participar (la verdad prefirió no esconderse, porque al final siempre la hallaban) la locura empezó a contar. 1, 2, 3...

La primera en esconderse fue la pereza, dejándose caer tras la primera piedra del camino. La generosidad casi no alcanzó a esconderse porque cada escondite que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: un lago cristalino ideal para la belleza, una hendija en un árbol perfecta para la timidez. Una ráfaga de viento magnífico para la libertad... Así q terminó por acurrucarse en un rayo de sol, mientras el egoísmo permanecía en un sitio mejor, pero sólo para él. La mentira por su parte se escondió en el fondo del mar, la pasión y el deseo en el centro de un volcán, etc. Uno a uno todos los sentimientos fueron escondiéndose y entonces la locura comenzó a buscar. Encontró a la fe conversando con Dios y cerca de ella a la envidia, que se encontraba a la sombra del triunfo. En el lago halló a la belleza y aún decidiéndose por algún lugar descubrió a la duda. Poco a poco fue encontrando a todos: al talento entre la hierba, a la angustia en una cueva oscura, a la soberbia en la cima de una gran montaña... Sólo el amor continuaba oculto aunque la locura lo buscó detrás de cada árbol, en cada río y en todos los mares pero cuando ya estaba a punto de darse por vencida, divisó un simple rosal y entre sus flores lo encontró.

Decidió aparecerse por sorpresa como siempre el amor solía hacer y cuando empezó a mover las ramas escuchó un quejido que ya no era de sorpresa, sino de dolor: Las espinas del rosal habían herido al amor en los ojos y le habían dejado ciego! . La locura no sabía que hacer para disculparse por el accidente y lloró e imploró y prometió al amor que desde entonces siempre sería su fiel guía. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra, el amor es ciego, y la locura siempre lo acompaña.


La Felicidad

Se reunieron todos los dioses y decidieron crear al hombre y la mujer; planearon hacerlo a su imagen y semejanza, entonces uno de ellos dijo: -Esperen, si los vamos a hacer a nuestra imagen y semejanza, van a tener un cuerpo igual al nuestro, fuerza e inteligencia igual a la nuestra, debemos pensar en algo que los diferencie de nosotros, de no ser así, estaríamos creando nuevos dioses compañeros!.
Debemos quitarles algo, pero, qué? Después de mucho pensar uno de ellos dijo: ¡Ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no la encuentren jamás. Propuso el primero: -Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo; a lo que inmediatamente repuso otro: -No, recuerda que les dimos fuerza, alguna vez alguien subirá, y la encontrará, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está. Luego propuso otro: -Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar, y otro contestó: -No, recuerda que les dimos inteligencia, alguna vez alguien construirá un tunel por el que pueda entrar y bajar, y entonces la encontrará. Uno mas dijo: Escondámosla en un planeta lejano a la Tierra, y le dijeron: -¡No!, recuerda que les dimos inteligencia, y un día alguien construirá una nave en la que pueda viajar a otros planetas y la descubrirá, y entonces todos tendrán felicidad y serán iguales a nosotros.

El último de ellos, era un dios que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás dioses, analizó en silencio cada una de ellas y entonces rompió el silencio y dijo: -Creo saber donde ponerla para que realmente nunca la encuentren, todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono: -¿Dónde? -La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán. Todos estuvieron de acuerdo, y desde entonces ha sido así, el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la trae consigo.

Gota a Gota

miércoles, 5 de agosto de 2009
Todo comenzó a mediados de los años 60 en las afueras de Valencia en un pueblo llamado la Eliana, este pueblo como tantos otros de la franja mediterránea se dedicaba principalmente a la agricultura y más en especial a los cítricos, era un pueblo pequeño en el que como máximo habría unos quinientos habitantes y todos ellos se concentraban en las pocas calles que rodeaban a la plaza del pueblo, todos salvo la familia González que residían en las afueras del pueblo en una gran mansión que antiguamente pertenecía a los Duques de Flores. Era una casa preciosa, de altos techos e innumerables salones y habitaciones, todos ellos decorados con gran gusto. la mansión también constaba de unos espaciosos jardines en los que era fácil perderse y todo ello rodeado por un muro por el que solo se podía acceder mediante una gigantesca puerta de acero forjado.

Allí vivía la familia González, cuyo cabeza de familia era Joaquín González y se dedicaba por entero a sus negocios empresariales, su esposa era la Sra. Patricia González una distinguida dama de la aristocracia valenciana que además de ser una preciosidad era la madre de cuatro lindas criaturas. Los pequeños de la casa iban desde los cuatro meses que tenia José hasta los cinco años que tenia la mayor, Nancy, que era igual de bonita que su madre. Era lo que podríamos resumir como una familia feliz. La familia tenia un servicio que estaba compuesto por niñera, dos cocineras y otras dos mujeres que se dedicaban a la limpieza de la casa y las tareas del hogar, sin contar a los hombres que se encargaban del cuidado del jardín y de los pequeños arreglos que pudiese necesitar la casa por el paso del tiempo.

Ellos mantenían una relación muy cordial con sus vecinos del pueblo pues en las fiestas siempre hacían una fuerte aportación de dinero que engrandecía los festejos. En apariencia todo funcionaba de maravilla, dentro de pocos días llegarían las fiestas de navidad y la familia estaba realizando todos los preparativos para que fuesen una navidad inolvidable. Pasaron los días y por fin llegó la navidad; toda la casa se llenó de colorido y en el jardín adornaron el abeto que tenían con giraldas y bolas de colores, los niños estaban encantados, todo eran risas y diversión y muy pronto llegarían los reyes magos cargados de regalos para ellos. Llegó el día de noche vieja y los señores González se preparaban para asistir a una fiesta que daban en el pueblo, en la que iría a tocar una orquesta y habría baile hasta bien entrada la noche.
Esa noche todo el servicio tenía fiesta menos la niñera ya que ella se tenía que quedar a cargo de los pequeños. Una vez los señores González se marcharon, la joven niñera se dispuso a dar de cenar a los niños y acostarlos. Los más pequeños no tardaron mucho en dormirse pero la preciosa Nancy y su hermana Sandra le pidieron a la joven que les contara un cuento para poder dormir, esta les contó un par de historias de su invención en las que aparecían príncipes y princesas y las niñas no tardaron en caer rendidas en brazos de Morfeo. La muchacha ya algo agotada las arropó y con mucho sigilo salió de la habitación cerrando tras de sí la puerta. Eran prácticamente las diez de la noche y se decidió a ir a comer algo a la cocina, la gran mansión se encontraba en un silencio sepulcral, tanto que a veces le recorría un pequeño escalofrío por el cuerpo. Después de prepararse una ensalada y un pequeño bocadillo de jamón y queso se dirigió al comedor donde escucharía un poco de música mientras intentaba leer un poco. Pasaron las horas y la chica se quedó dormida en el sofá.

Sobresaltada se despertó, pues estaba sonando de forma incesante el teléfono, ring, ring... no paraba de sonar, en ese momento ella no sabía exactamente donde se encontraba tardó unos segundos en darse cuenta que estaba en la mansión de los González. Se levantó rápidamente del sofá y cogió el teléfono que se encontraba sobre una mesilla cerca de la lámpara. Descolgó el auricular pero al otro lado de la línea no se escuchaba a nadie; ella preguntó varias veces "buenas noches casa de la familia González ¿hay alguien ahí?", pero nadie contestó... transcurrido un tiempo colgó el teléfono y se quedó mirándolo durante unos instantes, luego sin darle más importancia se fue a recoger los platos y el vaso que había dejado junto al sofá para llevarlos a la cocina, una vez allí los metió en la pila y cuando se disponía a limpiarlos volvió a escuchar el timbre del teléfono ring, ring... de nuevo salió corriendo hacia el comedor y sofocada cogió el teléfono. Tampoco esta vez se escuchó nada al otro lado, la muchacha algo preocupada preguntaba incesantemente ¿diga, diga? pero nadie contestaba. finalmente se volvió a cortar la comunicación.

Sari, que así se llamaba la niñera, pensó que sería un fallo de la central telefónica pues no era raro que durante esas fechas hubiese cortes telefónicos debidos al mal tiempo. No había dado dos pasos cuando de nuevo sonó el teléfono, rápidamente lo volvió a coger y de nuevo preguntó si había alguien... al otro lado de la línea pero nadie contestó, aunque esta vez escuchó algo que las otras veces no había oído, se escuchaba con claridad, tal vez con demasiada claridad, sonaba como un goteo cloc, cloc... Sari volvió a preguntar ¿buenas noches, hay alguien? pero nadie contestó. La muchacha comenzaba a estar algo preocupada y decidió llamar a la policía del pueblo para comunicarles lo sucedido, descolgó de nuevo el teléfono y cuando se acercó el auricular a la oreja volvió a escuchar cloc, cloc.... atónita soltó el teléfono y retrocedió unos pasos... no entendía qué estaba ocurriendo. con miedo cogió el auricular y lo colgó se dirigió al salón principal donde había otro teléfono e intentó volver a llamar desde él pero antes de que ella lo descolgase, este sonó con un timbre que ya estaba comenzando a desquiciarla ring, ring... esta vez tardó más en coger el teléfono pues lo que podría sonar al otro lado la intranquilizaba; finalmente lo descolgó y se lo acercó poco a poco a la oreja como sabiendo ya de antemano lo que iba a escuchar cloc, cloc... es lo que oyó.



Aterrada tiró el auricular al suelo con rabia y le gritó de forma histérica al teléfono ¿quién es?, ¿qué es lo que quiere? pero el teléfono solo contestaba cloc, cloc... de nuevo lo volvió a colgar entre sollozos, pero una vez colgado éste volvió a sonar, la muchacha aterrada ya no se atrevió a descolgarlo y decidió coger a los niños e irse con ellos al pueblo en busca de sus padres y la policía, subió corriendo la escalera que llevaba al cuarto de los más pequeños mientras por toda la casa resonaba ring, ring.... Abrió la habitación de los niños pero ellos no estaban en allí, sin apenas podérselo creer abrió la habitación contigua en donde dormían Nancy y Sandra y ellas tampoco se encontraban en la habitación. El pánico se apoderó de ella y comenzó a gritar enloquecida pidiendo que parase el incesante timbre del teléfono, pero éste no cesaba ring, ring.... cogió el teléfono que se encontraba en el pasillo y antes de dejarlo descolgado para dejar de oír su timbre volvió a escuchar el sonido de las gotas que caían cloc, cloc.... Comenzó a correr por toda la casa buscando a los niños, recorriendo cada una de las estancias mientras en su cabeza no paraba es escucharse un tétrico y a la vez incesante goteo cloc, cloc.... una por una recorrió todas las habitaciones sin éxito, los niños no aparecían por ninguna parte, sólo le quedaba mirar en el ala oeste del caserón destinado al personal que trabajaba en la casa, cogió una llave maestra para entrar en los aposentos privados de los trabajadores pero en ellos no encontró nada, entró en el baño del servicio empujando bruscamente la puerta, allí estaban. Sus ojos desorbitados no podían creerse la escena que tenían delante. Atónita contempló cómo las cuatro criaturas estaban dentro de la bañera vacía, apilados unos sobre otros, habían sido degollados y metidos allí. La cabeza de la pequeña Nancy sobresalía de la bañera y de su cuello emanaba un hilo de sangre que recorría el borde de la bañera y caía sobre el auricular del teléfono descolgado produciendo un incesante goteo cloc, cloc...



Nunca se encontró al culpable y tuvieron que pasar muchos años para que la gente que pasaba cerca del caserón no sufriera un escalofrío al recordar los hechos. Después de aquello la pobre Sari tuvo que tener ayuda psicológica hasta que a finales de los años setenta terminó con su vida arrojándose desde un octavo piso, dicen que por las noches cuando dormía no dejaba de escuchar las gotas de sangre que caían sobre el teléfono. Desde entonces la casa esta deshabitada pues la familia González se mudo a la ciudad de Valencia intentando olvidar lo ocurrido y nadie quiso comprarla después de los hechos que en ella acontecieron.